La tecnología evoluciona a la velocidad de quienes la producen, no a la velocidad que la humanidad requiere para acomodarse a los cambios.
Esto está causando que enormes cantidades de personas vayan quedando atrás en la carrera tecnológica, separándose de la cada vez menor elite mundial que entiende, maneja e incorpora tanto avance.
El nuevo ignorante, el que no está al día con toda la tecnología que impera, debe pagarle a alguien que sí comprenda, o resignarse a la creciente exclusión.